jueves, septiembre 29, 2005

A quién le importa

   Miércoles, tengo la instalación de desagüe armada, tengo puente (estaba cansado de saltar la zanja para acceder a mi terreno), tengo los ladrillos hasta la altura de la cintura ( ya me puedo cambiar sin que me vean), tengo una insolación pasmosa, tengo los brazos ardidos por el sol, y en contraste, como uso guantes, tengo las manos tan blancas que parecen las de un muerto.
   Hasta ahora no me han robado ladrillos, cosa increíble en lo que parece ser uno de los entretenimientos de la gente del barrio, y por la que nadie construye. Si todos “trabajan” durante la noche robándose ladrillos entre sí, perdiendo y recuperando lo perdido, durante el día todos están cansados.
   Pero hay otros peligros acechando. El jueves pasado, bandas de pequeños perversos polimorfos destruyeron las hiladas de ladrillos prolijamente colocadas para el encadenado de los cimientos. Como el “Oscar”( mi albañil, no confundir con su hermano Oscarcito, que trabaja en otra obra cercana) se había desanimado tanto, tuve que prometerle que de ahí en mas, yo iba a hacer guardia por las noches, hasta que los pequeños destructores se hubiesen dormido.
   Al día siguiente me fui a la obra con mi carpa iglú, por las dudas. Como hace veinte días estoy sin auto, contraté un Rastrojero para llevar puertas y ventanas. Por lo disonante y las interferencias, creo que la radio era más vieja que el vehículo. Para colmo, el conductor, que parecía sordo, había sintonizado Radio 10, con Baby Etchecopar. Una hora de tortura. Cuando llegamos al terreno, se inició una tormenta espectacular. Guardamos los materiales en lo del peluquero bajo una cargada lluvia . Hay toda una técnica que conviene respetar para levantar y cargar bolsas de cemento, sobre todo si uno está apurado y en frío. Yo la ignoraba. A mi primer intento quedé ahí, como estaqueado, agachado, ridículo, y la bolsa inmóvil.
   Luego los albañiles se fueron y me quedé cuidando la obra usando la carpa iglú como manta para protegerme del frío y la lluvia, pero el viento la embolsaba y se me enredaba en la cabeza y los brazos. Cuando pasó la tormenta, emparejé la tierra dentro de los cimientos, y preparé el pozo para el pilar de la luz. Evidentemente, entre las tareas de la construcción, la de cavar es lo mío, para lo que me siento más capacitado.
   Pude comprobar que a la hora de la siesta, deambulan chicos fumando marihuana como si estuviéramos en Jamaica, o circulan en motos y bicicletas de dudoso origen, y por la noche, borrachines de a dos o tres por grupo, se estacionan en las veredas menos iluminadas.
   Y el barrio es así, una combinación de Beverly Hills con Ciudad de Dios. Mansiones cargadas de alarmas aunque vacías de gente y pasillos superpoblados de sonidos de cumbia. 4x4 maldiciendo a carros y viejas chatas oxidadas por lentificar su paso. Me gustaría pertenecer a los primeros, pero creo que mi target da mas para los segundos. Jóvenes “blanquitos” se animan a cruzarse con la pobreza sólo para buscar a jóvenes “negritos” que les corten el césped de sus mansiones o les vendan marihuana y “merca” de la “buena”. Los chicos parece que sólo pueden entretenerse cambiando los colores del pelo e inventando lugares para el piercing, como esa chica de pelo teñido y corte a lo “mohicano” que pasa caminando por la calle. Su vientre expuesto deja ver un delfín tatuado al costado de su ombligo, que ahora se asemeja más a una ballena por su embarazo de 8 meses.
   Hice los trámite para la luz y el agua. La luz la conectan en 24 hs. El agua, en tres meses...
   Gasté el dinero reservado para las chapas del techo en tantos materiales que me exigió la EPE para el pilar de la luz. Como los gitanos, tendré luz, TV y colchón, pero bajo una lona...
   Todos mis albañiles se hicieron clientes del peluquero de en frente. Y él aprovechó para sacarles toda la información que pudo. El sábado, la peluquería estaba repleta de gente, y mientras yo trabajaba en lo mío, pensaba:
“seguro que el peluquero debe estar haciendo mi presentación en sociedad-¿ese muchacho de la nueva obra de en frente? Y ...hace dos pozos y le saca fotos a los ladrillos, a la pala, a cualquier cosa, ...es medio raro”. Igual está todo bien con él. Nos guarda los materiales, nos da luz, y el día ese que yo terminé embarrado hasta la verija, dejó que usara la pileta sagrada donde lava el pelo a las clientas mientras éstas están sentadas con la cabeza volcada hacia atrás. Yo me enjuagaba el barro mientras el peluquero me tiraba agua en el pecho y los brazos con la ducha de mano. La verdad es que la imagen daba para idea de inicio o preámbulo de película porno-gay. Luego reparé en la amplia vidriera de la peluquería a la vista de todo el barrio...

Próxima entrega: Madascagar (el día que la rebautizaron por Iglesia)

domingo, septiembre 25, 2005

Plan C: Gómez Delivery versión “chupamedias”

A toda esa gente que alguna vez me saludó con un “suerte, que andés bien”, le voy a dar una hermosa oportunidad para darle mayor sustancia a aquel deseo y demostrar que tal enunciado no era de cosas dichas como al voleo, de compromiso. La fórmula consistiría simplemente en llamar al te. 4860201 o 156941815 para pedir una obra de mi autoría.
Ya hay un cúmulo de gente linda que lo hizo por la que estoy gestionando con las autoridades de California para que puedan marcar sus manos en la “Vereda de las Estrellas”. Por lo pronto sepan que anotaré sus nombres con una Bic en la puerta del baño del lado interno de mi futura casa, para recordarlos en esos momentos de felicidad en los que esté ahí, sentado, pensativo…
Estas personas que convendría imitar algún día, genios de inteligencia superior, indómita, alucinante, los imprescindibles de Bertolt Brecht, realizaron los siguientes aportes:
-Any: un inodoro, una pileta de baño con grifos y todo, dos reposeras, efectivo contante y sonante.
-Vale y Roberto: una tapa de inodoro, pantagruélicos locros, y efectivo.
-Maruja: Tejido de alambre, postes.
-Darío y Rubén: un tanque de agua de fibrocemento y efectivo.
-Marcela: efectivo y buenos compradores.
-Marta: efectivo.
-Su: está cavando el pozo ciego. Va por los 18 metros. Cada tanto le tiro un pebete.
-Negro: bacha y mesada de acero inoxidable.
-Doña Dolores: dos puertas de cedro con marco incluido.
-Gustavo: planos y capacitación técnica.
-María Elena: depósito, baldes y pala de albañil, tejido de alambre.
-Vero: depósito y base logística para rondas de mate.
-Negrita: sexo explícito y amor implícito.

Estas personas desinteresadas y solidarias deberían ser declaradas Patrimonio de la Humanidad, pero ya tienen un lugar en el cielo eterno de los creyentes y en el corazón finito de los agnósticos. El mundo sería mejor si fueran imitados, aunque sea llamando al 4860201, 156941815 o por mail a totemca@hotmail.com para comprar una obra…

Próxima entrega: A quién le importa

miércoles, septiembre 14, 2005

Como los sepultureros...



   ...hoy la pasé cavando tierra. Tengo el codo derecho dolorido de golpear la pala contra esos malditos cascotes sorpresivos. De los 7 pozos para los postes de la cerca que hice ayer, me encontré con 5 tapados nuevamente por algún pibe resentido. Mientras empezaba el pozo ciego, calculé que en una progresión de esta lucha contra los pibes de cavar para que me tapen los pozos, igual les terminaría llevando la delantera. En aproximadamente 25 días, lograría cavar los 50 pozos que necesito para completar el perímetro de mi terreno, por supuesto, siempre y cuando logre cavar durante 7 horas y todos los días de la semana, incluyendo los sábados y domingos.
   Ayer alcancé a escuchar unas chicas que pasaban caminando y murmuraban señalándome, “mirá, hay un “señor pocero”. Tampoco me gustaba la idea de que se refieran a mí en el barrio con el alias de: “el que nos cagó la canchita”.
   Pero luego, todo tomó un giro afortunado cuando tres pibes se acercaron a mí para verme trabajar. Durante casi una hora permanecieron sentados a 2 metros en esa actitud contemplativa tan municipal.
Uno se sorprendió cuando le dije que el pozo ciego debería llegar por lo menos a los 3 m. Supongo que no podía asimilar que se juntara tanto detritus humanus. En un momento me animé a disculparme con ellos por ocuparles un sector de la cancha de fútbol, y prevenirles que iba a tener que correr ese arco tan primitivo. Para mi sorpresa, me contestaron que no importaba y que era mejor que alguien construyera una casa para que la zona esté mas “limpia, sino, se llena todo de basura”. Igual les prometí un arco de caño de hierro reglamentario, siempre y cuando lo pintaran ellos y no me taparan los pozos. -”Ah, ese fue el Pecas, ese pibe no sirve para nada”- me contestó uno en actitud absolutamente soplona. Me hizo acordar de mis propios grupos de pibe.
En todos siempre hay un Pecas, un Colorado, un Cabezón, un Negro, un Gordo, un Petizo, un Chueco...
   Sin que yo me diera cuenta, entretenido en mis paladas, en segundos los tres chicos por propia voluntad habían volcado y corrido el arco hacia otro extremo del baldío, y con maderitas habían vuelto a excavar los pozos tapados por el Pecas.
   Luego se amontonaron más chicos y jugaron su partido de fútbol en total convivencia conmigo.
Sólo un pelotazo que pasó rasante a 10 cm. de mi termo de agua caliente podría haber llegado a enturbiar la cosa pero fue sólo un susto.

Próxima entrega: Plan C: Gómez Delivery versión “chupamedias”

miércoles, septiembre 07, 2005

Como los perros...

   ...hoy marqué terreno. Encontré el mojón de hierro en la esquina de mi parcela y tiré las líneas de piolín, para escuadrar la obra de arte -instalación casa- en el sitio prediseñado. Realicé varios pozos para los postes de la cerca y para los cimientos. Como el terreno ocupa un tercio de un baldío, hoy cancha de fútbol, sentía miradas de desconcierto por todos lados, cuando no alguna pregunta: ¿van a construir acá?. Pensé en construir un arco de caño para hacer las paces con los futboleros. El que existe es de palos y ramas. Y por supuesto, ubicarlo bien lejos. No quiero pasármela alcanzando las pelotas que caigan en mi futuro jardín.
   Enfrente hay una peluquería, cuyo profesional me ofreció lugar para guardar cosas, palas, hormigonera, etc. Muy locuaz como todo peluquero, ya me informó que hacia mi otro frente vive una chica separada y con tres chicos. Si alguien quisiera que el todo el barrio se entere de algo, no hay mejor manera que comentárselo al peluquero. Trataré de no darle tanta data.
   Mañana y pasado seguiré cavando para los postes y cimientos. El lunes comienza a ayudarme un albañil que conozco hace años. Es buen tipo. Su único defecto es que siempre pretende evangelizarme. Aún no se avivó que soy el Anticristo.
   Como todo albañil, es correntino. No entiendo cómo en Corrientes no hay palacios alucinantes con la cantidad de constructores de oficio que hay allá. Además, esa provincia debería estar superpoblada. No hay correntino que no tenga 10 a 12 hermanos. Es el caso de Oscar, este albañil evangelista. Evidentemente, la madre, se cansó de pensar nombres nuevos para cada hijo, por lo que entre los doce hermanos hay dos de nombre Oscar. Para diferenciarlos, a uno le dicen Oscarcito, al otro, simplemente “el Oscar”.

   Cuando uno cava, siempre se tiene la fantasía del encuentro de algo raro, cuando no un tesoro. Por la cantidad de suelas de zapatillas que encontré, creo que allí funcionó algún cementerio o reservorio de piernas.
   Espero que sigan los días soleados. En septiembre queda muy fashion un buen “tostado albañil”.

Próxima entrega: Como los sepultureros...