¿Otro asado más?
¿Otro asado más?
La obra avanza.
Transcurridos dos meses estoy plenamente acostumbrado al horario de los albañiles. Levantarse y desayunar temprano para empezar a trabajar a las 6.
Puedo ver quienes circulan por mi calle a esas horas.
Regresan a sus hogares en mi barrio delincuentes ladrones de casas y personal de vigilancia privada.
Y salen
a ganarse el pan albañiles, jardineros, cortadores de césped,
cartoneros y sobre todo, empleadas domésticas para atender hijos y casas
ajenas.
Casi
todos, además de vivir en mi barrio, coinciden en ir o volver de los
mismos sitios: los barrios residenciales y countries cercanos.
Brian
llega a la obra siempre tarde y con cara de sueño. Luego se queda
deambulando al pedo, desganado, tironeado por los hermanos. Por verlo
haciendo algo le enseño algunas cosas de herrería: soldar, cortar y
doblar caños…
Brian,
con 18 años, es el menor de los hermanos, el benjamín mimado de la
familia. Tiene su historia. Maravilla del fútbol desde los 5 años,
goleador de la liga infantil rosarina en varios campeonatos, con
contrato, todo pago, reclamado por varios clubes, incluso el Atlético
Valladolid, ni bien tuvo novia a los 16 años dejó todo, no entrenó más, y
se complicó con un hijo.
Durante
su infancia fue aquella promesa de futbolista con el futuro soñado. Ese
que uno imagina distante de los problemas económicos que angustian al
resto de los mortales. Es lógico que su familia se hiciera eco de tamaña ilusión. Y sin que se lo expresen abiertamente, le deben hacer sentir la decepción de todos.
Como
admite Javier, luego de que lo “agarró esa”, tuvieron el hijo, y Brian
dejó los entrenamientos, les costó a todos casi un año volver a
dirigirle la palabra. Y se cargan de pena silenciosa cuando lo ven de
peón de ellos mismos, acarreando baldes de arena y cemento.
Con
mi guía, Brian hace sus primeros objetos de hierro. Está tan contento
que recupera cierta autoestima perdida. Ahora sueña con su propio taller
de herrería.
Víctor,
el papá, (o Charles Bronson, o Chuck Norris) también está feliz. No hay
oportunidad que no me hable de su interés en que los hijos no sean
peones albañiles como lo fue él durante tantos años.
Yo doy cabida a mi propio sueño. Concretar un parrillero propio.
A
éste lo hago de patas de hierro, una plancha de hierro y cemento, y
ladrillos por encima unidos con barro. Todo bajo las estrictas
indicaciones de Javier. También me explica que para que el barro se
afirme y endurezca, es necesario hacer fuego. En definitiva, hacer un
asado.
Aunque me parece tendenciosa esta última indicación, anuncio un asado para el sábado.
Luego
de 7 años de construcción de mi obra, este va a ser mi primer asado
hecho de parado, erguido, cómodo. Basta de tener que reclinarme entre
matorrales. Para mí es suficiente razón para festejar.
Ya es sábado, y hay siete hombres trabajando. También esperando el aroma de la carne a las brasas.
Nunca
vienen tantos albañiles como cuando hay asado en cartel. Si hubiera
hecho muchos asados, la obra habría avanzado en forma impresionante.
A
veces, creo, hacer una obra, una construcción en Argentina, es todo un
gran montaje con la única finalidad de activar la parrilla.
Pregunto
por Brian. El que la otra vez había hecho comparaciones sobre el
embarazo de la hermana, se refirió a su hermano menor en los siguientes
términos:- “No te preocupés. Ese es como los perros. En cuanto vea el
humo y sienta el olor a asado, aparece solo”.
Aprovechando
tantos brazos disponibles, nos decidimos a colocar la cámara aséptica.
Ésta consiste en dos recámaras superpuestas de cemento de unos 100 ks.
cada una. La altura total llega a 1,20 m. y deben ser enterradas
totalmente bajo tierra.
Más
insoportable que el tremendo peso y la incomodidad resultan los vahos
pestilentes por las cercanías con el desagüe del inodoro y el pozo
ciego.
Logrado
el objetivo entre todos, “Charles Bronson”, animado, se despacha con
una cátedra sobre la “Importancia del Declive Exacto, para que la
materia fecal y los bollos de papel higiénico no traben la tubería”.
Mientras hace su conferencia de “mierda”, yo empiezo el fuego para
preparar las brasas.
Exactamente en el mismo momento, por la esquina, se aproxima Brian caminando.
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