miércoles, septiembre 07, 2005

Como los perros...

   ...hoy marqué terreno. Encontré el mojón de hierro en la esquina de mi parcela y tiré las líneas de piolín, para escuadrar la obra de arte -instalación casa- en el sitio prediseñado. Realicé varios pozos para los postes de la cerca y para los cimientos. Como el terreno ocupa un tercio de un baldío, hoy cancha de fútbol, sentía miradas de desconcierto por todos lados, cuando no alguna pregunta: ¿van a construir acá?. Pensé en construir un arco de caño para hacer las paces con los futboleros. El que existe es de palos y ramas. Y por supuesto, ubicarlo bien lejos. No quiero pasármela alcanzando las pelotas que caigan en mi futuro jardín.
   Enfrente hay una peluquería, cuyo profesional me ofreció lugar para guardar cosas, palas, hormigonera, etc. Muy locuaz como todo peluquero, ya me informó que hacia mi otro frente vive una chica separada y con tres chicos. Si alguien quisiera que el todo el barrio se entere de algo, no hay mejor manera que comentárselo al peluquero. Trataré de no darle tanta data.
   Mañana y pasado seguiré cavando para los postes y cimientos. El lunes comienza a ayudarme un albañil que conozco hace años. Es buen tipo. Su único defecto es que siempre pretende evangelizarme. Aún no se avivó que soy el Anticristo.
   Como todo albañil, es correntino. No entiendo cómo en Corrientes no hay palacios alucinantes con la cantidad de constructores de oficio que hay allá. Además, esa provincia debería estar superpoblada. No hay correntino que no tenga 10 a 12 hermanos. Es el caso de Oscar, este albañil evangelista. Evidentemente, la madre, se cansó de pensar nombres nuevos para cada hijo, por lo que entre los doce hermanos hay dos de nombre Oscar. Para diferenciarlos, a uno le dicen Oscarcito, al otro, simplemente “el Oscar”.

   Cuando uno cava, siempre se tiene la fantasía del encuentro de algo raro, cuando no un tesoro. Por la cantidad de suelas de zapatillas que encontré, creo que allí funcionó algún cementerio o reservorio de piernas.
   Espero que sigan los días soleados. En septiembre queda muy fashion un buen “tostado albañil”.

Próxima entrega: Como los sepultureros...